La publicación de los costes laborales unitarios, certifican que se ha invertido la tendencia de crecimiento superior de los salarios sobre el IPC. Hasta el año 2009, los trabajadores veían cómo sus nóminas crecían más que el IPC, extremo que se ha roto totalmente con la crisis y ahora, los precios crecen más que los salarios.
En el primer trimestre del 2011, se ha ratificado la tendencia a la baja de los costes laborales sobre los incrementos de precios, por lo que nos encontramos actualmente en una inversión plena sobre la ganancia de poder adquisitivo que venía experimentando la fuerza laboral. Esta situación, junto con el aumento de gastos asociados a las familias y el paro, hacen que se complique más aún la situación para multitud de familias.
Muchas voces piden esta situación, pero el caso es que no podemos contener sólo la masa salarial si los precios siguen creciendo. Si se contraen los salarios, también deben amortiguarse las subidas de precios para que no caiga en picado la renta disponible de los hogares.
Como resumen, podemos certificar que aún no estamos en una situación crítica si miramos los últimos diez años dado que todavía, el crecimiento salarial acumulado es superior al incremento de precios de la década. Otro cantar es cómo se reparten estos crecimientos de precios y la cantidad de gasto que representa cada uno dentro de cada familia, punto donde se originan los problemas familiares. Con esta situación, alterar más aún la composición de impuestos indirectos al alza, no es razonable en absoluto.
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